La Rivalidad Entre Hermanos ¿un conflicto o una oportunidad?

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¿Compiten tus hijos por tu atención? ¿Pelean por juguetes, o son amigos un minuto y enemigos el siguiente? Todo el que tiene más de un hijo, o quien tuvo hermanos en su niñez, conoce la rivalidad fraternal.

En tiempos de confinamiento, el hecho de vivir estrechamente en un lugar tan íntimo como el hogar, hace que de forma casi inevitable surjan roces, desacuerdos entre los pequeños de la casa… incluso luchas para lograr: la atención de los padres, la posesión de ciertas cosas (como juguetes) o la posesión de cierta parte del territorio (como su habitación).

Los adultos podemos observar dichas peleas y conflictos (siempre que se mantengan dentro de unos niveles aceptables) de dos modos: como un problema que perturba nuestra paz familiar o bien como una oportunidad para que los niños y niñas aprendan ciertas habilidades sociales que son necesarias en la vida.

Este tipo de situaciones, aunque no son agradables para nadie, debemos tener siempre presentes que son inherentes a su relación y, sobre todo, muy normales.

¿Qué eliges? ¿Conflicto o la oportunidad?

En el segundo caso, veremos sus conflictos como oportunidades de aprendizaje y responderemos intentando enseñarles habilidades para la vida que necesitarán ahora, pero también en el futuro, entre ellas la habilidad de negociación, asertividad, resolución de problemas y empatía…En este caso las peleas se seguirán dando, pero cada vez en menor medida, y lo mejor de todo es que los niños/as cada vez serán más autónomos en su resolución.

¿Por qué se producen los conflictos entre hermanos?

Algunos detonantes de sus conflictos son: llamar nuestra atención o por sus posesiones o por el espacio. También suelen pelear porque les ha pasado algo y es su vía de escape, porque están aburridos, porque es un juego, para observar nuestras reacciones, por resentimiento, por sentirse superior al otro.

¿En el fondo son celos?

Los celos se suelen producir porque el niño o niña percibe que tener un hermano o hermana (o varios) significa MENOS: menos atención, menos tiempo para estar a solas con el padre o la madre, menos comida en el reparto, menos tiempo de baño, menos juguetes, menos mirada en exclusiva, menos reconocimiento, menos… pero también: soy menos único, valgo menos, se me ama menos.

Todo ello desemboca en luchas de poder, competencia y rivalidad para conseguir todo nuestro tiempo y nuestra atención, aunque sea peleando. ¡BUSCAN PERTENENCIA!

Todo comportamiento del niño/a tiene un fin o una meta, y los conflictos entre hermanos/as no son una excepción a ello.

Recordemos la importancia de sentirse amados

Cuando los niños/as se pelean es porque tienen la creencia de que no son tomados en cuenta, además de que no se sienten importantes. Da igual si esa creencia es cierta o errónea, porque la conducta del niño o niña se basa en lo que él o ella cree que es cierto, no en lo que lo es de verdad. El niño o niña solo busca pertenencia, utilidad, importancia, ser tomado en cuenta, atención, amor incondicional.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Si los padres y madres logramos que le llegue a cada niño/a concreto el mensaje de que puede estar seguro de que es especial, de que le amamos y de que es importante para nosotros y para toda la familia, entonces gran parte de las peleas y rivalidades desaparecerán. A su vez, también es importante tomar en cuenta que los conflictos entre hermanos/as también tienen su parte positiva y útil, entre otras cosas: enseñan grandes habilidades para la vida, tales como: habilidades de negociación, resolución de conflictos, empatía, resiliencia, cooperación, respeto a la otra persona, auto control.

¿Cómo los padres reaccionamos ante el conflicto regularmente?

Pero ¿Cómo se sienten los niños ante tu reacción?

Los niños se sienten frustrados, resentidos, menospreciados, tratados injustamente, no tomados en cuenta, humillados y un sinfín de sentimientos poco agradables y muy destructivos, pues dañan al niño/a, a su autoestima y a sus relaciones con los demás miembros de la familia. En ocasiones, los padres influimos muchas veces en aumentar la rivalidad. Te compartimos los siguientes tips para controlar la llama de la rivalidad:

-Nunca compararles, porque las comparaciones no solo aumentan la rivalidad entre ellos sino que además son etiquetas que les colocamos y que son tremendamente dañinas para el niño o la niña y para su autoestima. SEPARA EL SER DEL ESTAR.

-Nunca tomes partido a favor de uno de los niños/as: nunca debemos ser jueces ni policías en sus peleas.

-Darles tiempo especial a cada uno. Esto es súper importante porque cada niño/a debe sentir que es único, pero también saber en todo momento que es tratado de forma que sus necesidades son siempre cubiertas.

-Lograr que les llegue nuestro amor incondicional. También es importante que el niño o niña entienda que le amas por el simple hecho de existir, independientemente de lo que haga, diga o sienta.

-Darles a cada uno autonomía y tareas para poder colaborar de forma activa en la vida familiar y que se sientan que pertenecen y son útiles e importantes dentro de la unidad familiar.

-Admitir los sentimientos negativos hacia el hermano o hermana: tener un hermano o hermana puede provocar sentimientos muy contradictorios en el niño o niña. Evitar entrar a reaccionar en temas de igualdad.

-Reconoce la dificultad de resolver el problema.

-Expresa tu convencimiento en su habilidad para encontrar una solución aceptable para ambos: nuestra intención es que sean ellos y ellas las que busquen la solución al problema, que utilicen sus habilidades para resolver el conflicto, por lo que vamos a optar por creer en sus habilidades y animar a ello. Recuerda animar manteniendo a los implicados en el mismo barco.

-Déjalos resolviéndolo solos.

-Intervenir si el conflicto no se resuelve.

Reforzamos y creemos realmente que ellos solos son capaces de resolverlo, les respetamos y confiamos en ellos  porque si nosotros lo creemos, ¡ellos también!

Nos guste o no, los conflictos y las peleas entre hermanos y hermanas van a darse, son intrínsecos a la vida.No debemos tomarlo como algo personal, sino como una oportunidad maravillosa y única para ayudarles a desarrollar habilidades importantes para la vida.Hagan su parte para que sus hijos se traten con respeto. Los padres no pueden controlar sus relaciones, pero pueden guiarlos con amor.

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